martes, 22 de enero de 2008

La seguridad, los errores y la hipocresía.

Por Juanfer Sánchez.

Comunicado del SAT Puebla de Cazalla ante la ola de robos y rumores racistas.

Antes de nada, expresar que la posición del SAT es que no se cometan más robos, solidarizarnos con los afectados y censurar a las mafias varias que siembran algo más que un robo en esta tierra. Unos robos a los que estamos expuestos TODOS los ciudadanos de este pueblo, no sólo los comerciantes.

Quien robe, su lugar debe estar en la cárcel, que sea juzgado por ello. Pero de ahí a cargar tintas contra el colectivo de trabajadores extranjeros que trabajan en este pueblo honradamente (y bastante explotados, por cierto) va un trecho y un límite que desde el SAT no estamos dispuestos a dejar pasar.

Últimamente estamos viendo crecer un rumor mentiroso, apestoso e incierto. Y como todo rumor, sólo puede traernos discordias, disputas, mal ambiente y finalmente desgracias. Además, porque el tema en cuestión, que es solucionar los robos y juzgar a los culpables, se deja de lado abriendo paso al odio. Ya somos grandecitos para no dar mal ejemplo a nuestros niños y niñas y para actuar con responsabilidad y madurez.

Ese rumor es culpabilizar a todo trabajador extranjero de los robos cometidos última-mente en nuestra localidad. No se si tendrán esta gente que afirma eso la bola de cristal para verlos, pero en vez de sembrar racismo barato y pegarle los mocos a los demás, deberían ir con su bola de cristal y sus conocimientos de Paco Porras a la policía y dar nombres e información. Si están ya de por si oscuros los robos y la situación, más oscuras y sucias vemos desde el SAT estas actitudes que en nada ayudan a solucionar el problema.

En la Puebla se ha robado desde siempre, antes de la llegada de los trabajadores extranjeros. Los robos no tienen patente de nacionalidad, sino de comportamiento, por lo que buscar cabezas de turco criminalizando a unos trabajadores por el mero hecho de ser de fuera, no es algo solamente equivocado, sino falso e intolerable. El ser bueno o malo no depende ni del color ni de la procedencia de la persona, sino de la intencionalidad con la que el sujeto o sujetos cometen acciones perjudiciales para los demás. Y al parecer este no es el caso del 99% de los trabajadores extranjeros que hacen su tarea en la localidad.

Quizá haya en la Puebla, que eso no es demostrable a día de hoy, alguien o algunos que integren una banda que se dedique al hurto y que su nacionalidad sea extranjera. Por lo general estas bandas son nómadas y no suelen establecer bases fijas en ningún sitio salvo en lugares que son paraísos fiscales donde nadie les pueda pedir cuentas por dinero negro, caso que no se da en la Puebla precisamente. Sí que han existido desde siempre bandas o pandillas de ladrones de poca monta propios de la zona, generalmente robos que eran para financiar la dosis diaria de la droga consumida.

En los robos ocurridos en la localidad hemos de decir que bien por su ubicación y tipo, el robo de una mercancía en una nave del polígono (uno de los más sonados), cerrada, sin posibilidad para alguien que sea de fuera, el saber qué materiales puede haber dentro de esa nave o donde se encuentra ubicada. Quiere decir esto, que nosotros creemos que hay gente de la localidad que señala y otros que ejecutan. Para rematar la faena, saben que los bestiarios populares, intoxicados del racismo facilón y estúpido, van a culpar a los de fuera, por ser los que vendrían con más necesidad. Pero se da la circunstancia de que esos trabajadores de fuera están plenamente integrados y no han venido con los calzones rotos. Han tenido y tienen lo básico para poder subsistir. Por tanto, vemos que tras el dedo que señala y la mano que ejecuta, hay un plan premeditado de aprovechamiento de la ignorancia para desviar la atención y cargar culpas contra gente que no la tiene.

Repetimos que todos y cada uno de los vecinos de esta localidad estamos expuestos a robos (incluidos los trabajadores extranjeros), por lo que la problemática no se reduce sólo a los comerciantes ni siquiera a los andaluces, sino a toda la sociedad que integra la Puebla, que reúne varias nacionalidades.

Ahora queríamos mencionar el tema de la hipocresía, porque tenemos una ética como personas democráticas, justas y como sindicato que nos fuerza a dar un tirón de orejas a esos que desde la ignorancia están atizando el fuego de la xenofobia sin razón alguna y con la motivación de alentar no se sabe que oscuras acciones e intenciones.

Hablamos y decimos que hay que ser un desalmado para buscar cabezas de turco en unas personas inocentes que vienen a Andalucía por las mismas razones que nosotros, los andaluces, nos tuvimos que ir en masa de nuestra Patria Andaluza hacia otros lugares. La memoria, sin conciencia, a veces pierde fuerza y olvida que nosotros ayer éramos los cabezas de turco de las culpas de otros, éramos los que “invadíamos” otros lugares, éramos y aún somos, a nadie se le olvide, como nos dicen en Ibiza, los que apestábamos y apestamos otras patrias con nuestro pescaíto frito y nuestras ferias. Yo no quiero ni pensar que diría uno de estos desalmados si, supongamos, a los rumanos se les ocurriera montar una feria suya aquí lo mismo que los andaluces la montan en Ibiza. Aún somos emigrantes, más de 6.000 moriscos están fuera de la Puebla y otros cientos se pasan temporadas fuera para ganarse el pan. Y vienen muchos que se quejan del trato recibido en la isla de Matutes; muchos de esos que van de “guays” por la vida escupiendo racismo son o tienen familiares directos de nuestros emigrantes. ¿aplicamos el mismo embudo para unos que para otros? ¿tratamos al otro como nos gustaría que nos tratasen a nosotros? ¿es justo, moral y ético tratar al otro como nos han maltratado a los andaluces? ¿es esta la imagen que quieren algunos indeseables dar de nuestro Pueblo? ¿estos indeseables representan a nuestro Pueblo y tienen meridiana idea de lo que hablan? Rotundamente, no.

Y siguiendo con las hipocresías, sería conveniente que todos los que hablan sin saber o cargan culpas contra los demás, se miraran de verdad y se preguntaran quien les roba día a día. Aquí todo el mundo se tira de los pelos como si aquí nadie hubiese roto un plato nunca ni los siguiesen rompiendo. Hablamos de robos, sí, al igual que hablábamos de que aquí se ha robado desde siempre. Y no vamos a referirnos ahora a los choricillos de poca monta. Nos referimos al robo institucionalizado,el robo legalizado al Pueblo Trabajador.

¿dónde están esos que tanto hablan cuando les están robando día a día en impuestos abusivos? ¿dónde están esos que hablan cuando se comete un atropello contra un trabajador? ¿Dónde están esos que hablan cuando alguna empresa o patrón roba descaradamente a un trabajador? ¿dónde estan esos que hablan para denunciar la explotación de dar pingües beneficios a una empresa a cambio de una migaja que cada vez sirve menos llamada salario? ¿dónde están esos que tanto hablan para exigir al Gobierno y a las administraciones una vivienda digna, asequible y barata? ¿dónde están esos que hablan para exigir el pleno empleo y que se utilicen las tierras baldías que son muchas? ¿dónde están los que tanto hablan cuando hay que defender derechos democráticos y el futuro y bienestar de un pueblo?

Si alguien habla, por secuencia lógica debería ser por solidaridad, por rabia. Si alguien socializa un mensaje, debe ser porque se considera parte activa y/o víctima del problema. Y el problema es que el pueblo andaluz está siendo pisoteado en todos los aspectos por el poder y los poderosos, sin que esos que tanto les gusta extender el racismo, digan esta boca es mía. Parece que tienen el síndrome del explotado, el síndrome de Estocolmo. Exculpan a los usurpadores de sus derechos mientran atacan al débil, al que saben que está más indefenso. Pero al poderoso que le ataca, le roba todos los días y le ofende, a ese no se le toca ni de ese se habla. Y para nosotros, para el SAT, eso se llama cobardía, se llama incoherencia, se llama cinismo. Y también lo llamamos racismo de mierda, racismo de mierda porque si estuviéramos hablando de un extranjero con dinero y del cual pudieran obtener favores, muchos de esos que hablan, sin ética, sin carácter ni personalidad no dudarían en bajarse los pantalones y tragarse su xenofobia con papas aliñás.

Esos comportamientos que son consecuencia de la no conciencia de clase, de la incapacidad de reconocer cuál y de donde viene el problema de fondo, que es la superestructura capitalista, este sistema injusto. Son consecuencia del pensamiento único inducido desde los medios de comunicación y los estamentos educativos. Son consecuencia de la ignorancia, de la falta de personalidad, del desconocimiento más absoluto. Los que así actuan son verdaderos analfabetos del siglo XXI, porque conoce-mos mucha gente que son analfabetos funcionales, que no sabrán leer o escribir, o gente que ni siquiera tengan estudios, pero al menos son unas estupendas personas, con buen juicio y decencia, trabajadoras y honradas y en su mayoría cultas; no enviados del poder, sumisos y siervos del sistema, parapetos y fuerzas de choque en las tascas y en la calle de unos planteamientos demenciales que no se creen ni ellos.

Desde el SAT pedimos que haya un giro en la conciencia de todos y todas, que haya más medios para atajar los robos y que se juzguen a los culpables. Y pedimos en otro sentido, que seamos coherentes y dignos y exigamos responsabilidades a los culpables de los atropellos diarios al pueblo andaluz. Porque si desde determinados sectores se pide la solidaridad, esta solidaridad debe ser recíproca, limpia. No un remedo de solidaridad interesada a la que se apela cuando a uno no le van las cosas bien y luego cuando el temporal ha pasado, dar la espalda a otra gente (y no poca) que necesita esa solidaridad real, de acción, de denuncia, de sentimiento y corazón.

Finalmente, desde el SAT vamos a denunciar en los juzgados a toda persona que escuchemos o sepamos que está promoviendo rumores inventados y alentando al racismo. Porque hay leyes que penan estos censurables, irresponsables y intolerables comportamientos racistas. Y sobre todo, porque hay unos límites, unos valores demo-cráticos, una ética, una justicia social y una moral que desde el SAT aplicamos a todos los niveles.

No hay comentarios: