sábado, 18 de octubre de 2008

Hacia una República Socialista (del siglo XXI) en Andalucía

Análisis de la realidad económica andaluza, y su necesaria proyección hacia una república soberana e independiente, inspirada constitucionalmente en el "Socialismo del siglo XXI" de América Latina.

Por una Andalucía libre.

La tasa de paro más elevada del estado, la emigración, la renta familiar media mas baja de España, la escasez de productos andaluces en nuestro mercado interno de bienes de consumo, la nula implantación de empresas andaluzas en el sector de los servicios básicos de consumo diario (Luz, teléfono, gas, internet, etc.),los bajos salarios, la precariedad laboral, un reparto desigual de la tierra, la escasa iniciativa empresarial, el subdesarrollo del sector industrial, la inexistencia de multinacionales de capital andaluz, la situación secundaria de los bancos y cajas andaluces en relación a los grandes bancos españoles, los inmigrantes que arriesgan su vida en el estrecho, etc., son problemas que hacen de la realidad socio-económica del pueblo andaluz una de las mas duras, no ya de España, sino de toda la Europa desarrollada. No creo que nadie pueda poner en duda esto. Pero, ¿por qué vivimos los andaluces en una situación como esta?, ¿es realmente consecuencia de nuestra potencialidad económica, o existen otros factores de carácter político o económico que pudieran explicar la situación con relación a factores externos?, ¿realmente el subdesarrollo económico de Andalucía es consecuencia de su propia incapacidad para la generación de recursos?, o, por contra, ¿es Andalucía una nación dotada de los recursos suficientes como para poder convertirse en una de las zonas más prosperas, ricas y desarrolladas de Europa, pero que al día de hoy se ve incapacitada para una correcta gestión de los mismos que le permita la reinversión de los beneficios obtenidos por sus actividad económica en el progreso de su tierra y su pueblo?, ¿Es Andalucía una tierra pobre, o, en cambio, es una tierra empobrecida? Son estas algunas de las interrogantes que trataré de analizar en este artículo.

A primera vista, y a raíz de una lectura simple de estos datos económicos, podríamos llegar a la afirmación de que Andalucía es una tierra pobre, incapacitada por su propia condición económica para la generación de recursos que ayuden a levantar la nación. Si embargo, creo que un análisis correcto de la situación actual en la que se ve inmersa la economía andaluza, nos desvelará una conclusión bien diferente: Andalucía reúne todos los requisitos necesarios para ser una de las naciones más prosperas de la vieja de Europa, aunque al día de hoy todo queda subordinado al papel de cenicienta que el estado español ha otorgado a esta maravillosa tierra.

Andalucía es la guinda del pastel capitalista del estado español, la tierra ideal para la implantación y desarrollo del colonialismo económico propio del imperialismo del siglo XXI, sin necesidad de tener que salir allende las fronteras del estado. Ocho millones de personas que comen, beben, calzan, visten, compran casas, consumen gas, agua, luz y teléfono, piden hipotecas, ahorran dinero en cuentas corrientes. O, lo que viene a ser lo mismo, ocho millones de personas que trabajan y viven, inmersos en el ciclo trabajo-consumo, en la dinámica económica salario-gasto-ahorro. Tierras ricas y fértiles de abundantes recursos para generar materias primas y alimentos, propicias para un poderoso sector primario. Maravillosos parajes turísticos. Puerta de entrada y salida de grandes rutas comerciales internacionales (el campo de Gibraltar es uno de los parajes con mayor tránsito de mercancías del mundo). Total, un paraíso para quienes logran llenar nuestros mercados con sus productos, un sitio privilegiado dentro de España para quienes engordan las cuentas de sus bancos con nuestros ahorros e hipotecas y las arcas de sus empresas con nuestros bajos salarios. Andalucía, aunque nos duela así dicho, es el lugar ideal para hacer un buen negocio a costa del desarrollo político, social y económico de sus ciudadanos, y sólo a favor de las oligarquías imperiales que nos manejan a su antojo.

Pero la cosa no viene de ahora, estas circunstancias, que no son ni nuevas ni ajenas a la realidad histórica de este pueblo, vienen dándose cada vez con más intensidad desde hace mucho. Durante los últimos 500 años de historia existen multitud de razones para demostrar la explotación económico-colonial que el Estado español ha llevado a cabo sobre nuestros territorios, especialmente a partir del inicio de la revolución industrial en el estado:

*la usurpación durante finales del siglo XIX y principios del XX de los recursos mineros de nuestra tierra a favor de los intereses de empresas inglesas y alemanas que con su compra sufragaran las ruina económica a la que se había visto sometido el estado español por causa de sus campañas bélicasen ultramar (hoy la práctica totalidad de las minas están agotadas, pero antaño dieron pingues beneficios a sus propietarios, y que bien podrían haber sido el motor del despertar de la economía andaluza y el bienestar de su pueblo).

*la utilización de nuestros recursos agrícolas para el beneficio exclusivo de los grandes terratenientes de ascendencia castellana mientras el campesinado jornalero andaluz vivía en la más absoluta de las miserias, la incultura y la pobreza extrema (hoy el reparto de la tierra sigue siendo uno de los principales bochornos de Andalucía en materia económica, siguiendo en manos de los terratenientes de siempre, a pesar de las promesas incumplidas de reforma agraria).

*la utilización de nuestros puertos y playas para el comercio con las Indias de cuyo beneficio económico poco o nada quedó en manos del Pueblo andaluz.

* El cierre de determinados intereses económicos andaluces (caso los altos hornos de la Serranía de Ronda en 1725 y Marbella y Málaga a principios del siglo XIX -1833- ) en favor de los intereses comerciales y económicos de otros Pueblos del Estado (en este caso concreto el Pueblo vasco), etc., en un momento clave para el desarrollo de la estructura económica del estado español que a posteriori determinaría el lugar que cadazona debía jugar en el marco general del estado y la distribución de sus rentas y recursos.

*La emigración de millones de ciudadanos andaluces a ejercer como mano de obra baratas en las fábricas y empresas arraigadas en otros puntos del territorio español.

Podemos decir, por tanto, que los andaluces ya estamos curados de espanto, y quizás por eso, y a diferencia de nuestra larga tradición histórica de lucha política y social, ahora seamos tan dóciles y sumisos ante lo que se nos viene encima.Pero aunque bien es cierto que todo esto no se debe olvidar, pues como bien dice esa famosa frase "El pueblo que olvida su historia esta condenado a repetirla", lo verdaderamente importante, lo que de verdad nos afecta en la actualidad no es la explotación histórica de nuestros recursos económicos (aunque sea evidente que por causas del desarrollo dialéctico de la historia de alguna manera lo sigue haciendo) sino la explotación actual que de una manera encubierta vienen sufriendo las principales fuentes de generación de riqueza de nuestra tierra: el comercio, el consumo, el turismo, la mano de obra, la construcción, los negocios inmobiliarios y la agricultura, todos ellos sometidos por la mano del imperialismo oligárquico español, así como sus socios financieros internacionales y sus lacayos terratenientes andaluces.

Por ejemplo, cualquiera que tenga unas nociones básicas sobre economía será conocedor de la importancia que para el desarrollo de la economía de cualquier estado tiene el consumo interno de bienes y servicios en su mercado autóctono (baste decir, para confirmar esto, que durante estos últimos años donde la mayor de las economías mundiales -la norteamericana- ha estado en un claro proceso de retroceso, ha sido el consumo interno el elemento económico que les ha permitido mantener unos índices de desarrollo aceptables). Pues bien, si tenemos en cuenta que el Pueblo andaluz esta formado por casi 8 millones de habitantes residentes en nuestra nación, más otros casi dos millones de miembrosrepartidos "gracias" a la emigración por el resto del territorio del Estado español(en total cerca de 10 millones), y que el número total de habitantes de este estado son poco más de 40 millones, esto nos da como resultado que prácticamente 1 de cada 4 potenciales consumidores internos del estado español es andaluz, y, por tanto, que el pueblo andaluz supone potencialmente el principal motor de consumo interno del estado español, y con ello uno de los principales generadores de riqueza diaria dentro de la actual España capitalista, a través de la realización de tales consumos. Siguiendo en esta misma línea de argumentación, podríamos decir también que 1 de cada 4 potenciales productos que se venden en España puede ser comprado por un consumidor andaluz, bien sea dentro o fuera de la propia Andalucía.

Si, además de esto, hacemos un análisis no demasiado profundo de la situación económico-estructural de España, podemos observar rápidamente que son comunidades como Madrid, Cataluña, País Vasco, Valencia, etc., las encargadas de poner a la venta, a través de su poderoso sector secundario (industrial) o su manejo sobre las principales empresas operantes en el sector terciario, la mayoría de bienes de consumo que circulan por el mercado español.

Pues bien, como es evidente a la vista de los datos, estas empresas no andaluzas que operan en el marco del estado español, obligatoriamente se deben nutrir poderosamente entre sus clientes de los consumidores andaluces para su volumen de negocio, generando, a costa de nuestro pueblo, un beneficio económico constante, y asegurándose para sí, consecuentemente, el dinero que los andaluces ganamos a diario con el sudor de nuestro trabajo, así como la capacidad de re inversióngenerada por el beneficio del mismo. Si uno de cada cuatro potenciales consumidores del estado español es andaluz, y, a la vez, las empresas que controlan el mercado español de bienes y servicios son en su inmensa mayoría no andaluzas, en una proporción, como después veremos, muy superior a esta relación matemática, esto quiere decir que el consumo de los andaluces está en manos de las empresas españolas.

Esto no dejaría de ser una mera anécdota de no ser porque las principales fuentes de materias primas de las que se nutren muchas de estas empresas para elaborar sus productos son en bastantes ocasiones generadas en territorio andaluz. Pongamos como ejemplo el caso del algodón. En España, la producción algodonera se concentra en Andalucía, esencialmente en las provincias de Sevilla y Córdoba. Por contra, es en Cataluña donde se ubican las principales industrias textiles y manufactureras que usan esta materia prima para la elaboración de sus productos. Ahora cabe preguntarse, ¿Cuántos de esos productos manufacturados en Cataluña con algodón andaluz se venden luego en Andalucía? Pues así con toda una amplia variedad de nuestras materias primas, incluidos casos tan flagrantes como el aceite de oliva o las aceitunas embasadas, cuya producción se vende en buena parte hacia el exterior, y luego no es devuelta como producto de consumo por empresas cuya sede se encuentra en el exterior, incluso en el exterior de España.

Además es por todos sabido la enorme cantidad de andaluces que deben abandonar sus ciudades y pueblos de origen para buscar trabajo en otros territorios del Estado español (como ya he dicho 2 millones aproximadamente), que en muchas ocasiones acaban trabajando para estas empresas de bienes de consumo. Por tanto, el resultado de todo esto es sencillamente escandaloso: En no pocas ocasiones los andaluces, para la elaboración del producto final que se vende en nuestros mercados, aportamosla materia prima y cierta parte de la mano de obra, mientras "otros" se limitan a envasar o manufacturar el producto y luego nos lo mandan de vuelta para que se lo compremos, llevándose, evidentemente, el beneficio económico generado por la venta final del producto. Esta dinámica, que sigue presente hoy día, era especialmente sangrante en la mayor parte del siglo pasado, cuando la economía española era de carácter casi autárquico, y donde la estructura del estado determinaba con mayor precisión el flujo de los recursos productivos existentes entre las distintas tierras del estado (los andaluces mandábamos las materias primas y los trabajadores a Cataluña, y, a cambio, la burguesía catalana nos mandaba de vuelta los productos ya elaborados y dispuestos para la venta). Y yo me pregunto,¿Tan tontos somos los andaluces que estamos necesitados de que otros envasen o manufacturen nuestros propios bienes de consumo con nuestras propias materias primas y nuestra propia mano de obra para ponerlos luego a disposición del consumo interno de Andalucía?, ¿Tan complicado resulta que sea el propio pueblo andaluz quién lleve a cabo este proceso para evitar así que nuestro dinero se fugue lejos de nuestros intereses?, ¿tan difícil sería gestionar con criterios socialistas los factores productivos existentes en Andalucía para ponerlos los unos en relación con los otros, y crear así una economía solida basada en la gestión solidaria de la producción?

Evidentemente no es en la capacidad intelectual del pueblo andaluz donde toma vida esta paradoja mercantil, si no en la propia disposición estructural del estado español, el cual, hace ya mucho tiempo,nos hareservado el papel de tierra colonizada donde comprar (cuando no robar) materias primas, donde vender productos a mansalva y donde mantener los salarios bajos para favorecer el negocio de las exportaciones estatales (¿o alguien cree que es casual que la comunidad más poblada de España sea a su vez la que tiene unos salarios más bajos?).

Y aunque es cierto que la iniciativa empresarial no es una cultura muy extendida entre la mentalidad de los andaluces, el principal problema de todo esto no es, por supuesto, la incapacidad de los propios andaluces, si no la propia historia, según la perspectiva dialéctica que ha prevalecido en el desarrollo de los factores productivos capitalistas en el estado español. España se ha organizado durante siglos asignando una serie de zonas para una cosa y otras para otras, valga la redundancia. Unas para explotar la tierra y generar materias primas, y otras para envasarlas y manufacturarlas. Unas para tener industrias y vender productos, y otras para exportar mano de obra a estas industrias y comprar luego de vuelta estos productos. Andalucía no ha podido desarrollar industrias, ni industrias de elaboración, simplemente porque los propietarios productores no eran de aquí, eran gente de fuera que venia llamada por los terratenientes andaluces o por la política colonial del estado. La verdadera realidad histórica de Andalucía son los latifundios. Los terratenientes andaluces no consistieron nunca que el desarrollo de la industria en Andalucía pudiera acabar con las bolsas de mano de obra barata que desde siglos atrás venían teniendo a su alcance. La responsabilidad, por tanto, es compartida. Tanto la burguesía arraigada en otros puntos del estado español, como la burguesía terrateniente andaluza, actuaron para consolidar este modelo de estado español bipolar, dividido sectorialmente y dispuesto para el negocio capitalista según las necesidades de las élites que controlaban el poder político y económico del estado. Y Andalucía, como decimos, en ese reparto de tareas, le tocó bailar con la más fea: vender baratas sus materias primas y hacer emigrar a su gente hacia esos otros territorios que demandaban mano de obra para hacer crecer sus florecientes negocios. La producción extensiva ya tenía, y sigue teniendo, unos canales definidos hacía otros territorios, lo cual va unido al dominio absolutopor parte de las zonas ricas del estado. En Andalucía, por tanto, el pueblo andaluz no ha podido decidir nunca nada, y entre los terratenientes andaluces y los burgueses imperialistas del exterior, nos asignaron un papel muy concreto, que en cierta manera, ayer como hoy,sigue siendo el mismo, pues de aquellos barros, vienen estos lodos.

Si alguien tiene la más mínima duda de esto, si alguien duda del papel de consumidor de productos extranjeros que aún hoy día tiene reservado el pueblo andaluz dentro del entramado económico capitalista del estado español, puede comprobarlo de manera bastante sencilla con un pequeño experimento. Simplemente que se dé una vuelta por cualquier supermercado andaluz, o, sin ir más lejos, que eche un vistazo en su propio frigorífico, en su despensa, en su casa, comprobando uno a uno la procedencia de los bienes y productos que consume a diario en la mesa, en la limpieza de la casa, en el uso de los servicios cotidianos, para poder observar con sus propios ojos, y sobre su propia realidad vital, hacia donde va el dinero que humildemente gana en su puesto de trabajo, y, lo que es más importante, la capacidad de re inversión de este importantísimo campo generador de riqueza que supone el consumo interno de bienes de consumo. Ya no es sólo que la inmensa mayoría del valor añadido que se genera a través de los productos que circulan por el mercado andaluz de bienes y servicios vaya fuera de Andalucía, sino que además con ello se escapa también la capacidad de reinvertir ese beneficio generado por la actividad económica de los andaluces en pos del desarrollo posterior de la propia economía andaluza. Es decir, no sólo se pierde el control sobre el beneficio generado a través del consumo interno de bienes de consumo, si no que se pierde también la capacidad de poder poner ese beneficio a un posterior servicio para el desarrollo, mediante la re-inversión, de la economía andaluza.

Pero veamos el problema en datos concretos:

El 90% de los productos que se consumen en el mercado andaluz no están elaborados en Andalucía, frente al 68% del País Vasco y el 63% en Cataluña. Es decir, 9 de cada 10 productos que consumimos los andaluces están elaborados por empresas de capital no andaluz, y cuyo beneficio económico se reinvertirá en última instancia fuera de las fronteras de Andalucía. Otro dato significativo; las empresas andaluzas solo controlan el 2% de las ventas realizadas en España. Ahí queda eso para quien quiera pensarlo un rato. Otro punto a considerar, es el volumen de negocio que tienen los grandes supermercados e hipermercados de distribución en Andalucía, y la procedencia de estos negocios (Mercadona, Carrefour, Alcampo, Lidl, Dia, Eroski, Corte Inglés, etc.), así como de sus grupos proveedores de productos de consumo.

Dicho esto, analicemos ahora el gasto medio por unidad de consumo de los ciudadanos andaluces. Los andaluces nos gastamos de medía 7.988,73 Eurosen el año 2001 (último año del que he podido obtener datos). El beneficio generado por este gasto, como ya hemos señalado, fue a parar casi en exclusividad a manos de empresas de capital no andaluz, quedando para el beneficio y la reinversión de la economía andaluza una parte minoritaria del mismo. Para que vean que no les estoy mintiendo, les expondré, sobre el 100% del gasto de los andaluces, la parte destinada a determinados consumos cuyos mercados están dominados mayoritariamente, si no en su totalidad, por empresas no andaluzas:

Alimentación y bebidas no alcoholicas------------18,18

Beb alcoh., taba. y narco------------------------- 2,62

Art. vestir y calzado------------------------------ 7,83

Vivienda, agua, electricidad. y otros-------------- 29,12

Transportes-------------------------------------- 12,50

Comunicaciones---------------------------------- 2,09

TOTAL------------------------------------------ 72,54

Es decir, de esos 7.988,73 Euros que cada andaluz nos gastamos de media en el 2001, un 72,4% fue destinado a la compra de productos cuyo beneficio económico en poco o nada repercuten en última instancia en la nación andaluza, y eso que simplemente me he limitado exponer los sectores de consumo donde tan sólo con el uso del sentido común se puede observar con facilidad que no son precisamente empresas e industrias andaluzas quienes elaboran y ofertan su productos. Además, por razones obvias, debemos sumar a estos datos los 138,70 euros que por persona nos gastamos los andaluces cada año en loterías y apuestas del Estado, para darse cuenta de la enorme fuga de capitales que se produce a diario de nuestra nación para el beneficio de otras economías, mediante la vía del beneficio generado a través del consumo interno de bienes y servicios.

En definitiva, aquellos que frecuentemente nos acusan de parásitos estatales, nos necesitan para el buen funcionamiento de su potente industria, pues de no existir el mercado andaluz, o estar éste compuesto mayoritariamente por bienes de consumo elaborados y envasados en Andalucía, su nivel de ventas disminuiría hasta tal punto que muchas de sus empresas se verían obligadas a cerrar sus puertas, con el correspondiente estancamiento y retroceso que esto supondría para con sus florecientes economías capitalistas.

En el campo de los servicios podemos decir que sucede tres cuartos de lo mismo, e incluso más grave. Consumos que realizamos a diario (algunos de ellos de manera casi obligada) como el telefónico, el gas, la electricidad, internet, y un largo etc., están en manos de empresas cuyo patrimonio poco o nada actúa en beneficio del pueblo andaluz (no existe ni una sola industria andaluzamedianamente importante en ninguno de estos sectores señalados). Telefónica, Repsol, Gas Natural, Iberdrola, Endesa, hacen su agosto cada día en territorio andaluz, incluso a la hora de explotar los recursos generados directamente por la naturaleza andaluza (hidráulicas, energías renovables, etc.). Esto, dicho sea de paso, debido al carácter de la economía andaluza, tan sólo podría ser revertido mediante la creación de empresas públicas andaluzas capaces de competir con las privadas en estos terrenos, cuando no desbancarlas por completo, previa nacionalización, claro está, de parte de los activos de estas compañías que actualmente explotan el mercado.

Para continuar con este punto del saqueo del sector servicios andaluz, expondremos cuatro datos que hablan por sí mismos:

a) el 96.4% de la energía consumida en Andalucía esa controlada por manos no andaluzas.

b) solo el 19% de las obras públicas ejecutadas en Andalucía han sido llevadas a cabo por empresas Andaluzas.

c) solo un 6.3% del negocio del transporte en España esta controlado por empresas andaluzas.

d) solo el 2% de los medios de comunicación españoles son andaluces.

Y así, ante esta panorámica de absoluta explotación colonial, llegamos a casos tan extremos como el de la ciudad de Jaén, donde sólo 2 de cada 100 euros invertidos en obras públicas van a parar directamente a la caja de las constructoras jienenses. Ninguna empresa local hace competencia a las grandes compañías que acaparan las licitaciones. Acertadamente, el Círculo de Empresas Andaluzas de la Construcción, Consultoría y Obra Pública (CEACOP) ha considerado inadmisible esta coyuntura. Y nos aporta un dato clave para que los andaluces podamos ver la luz, al considerar que “este contexto tan desfavorable debe analizarse desde el punto de vista de los desequilibrios territoriales, ya que cada vez que se concede un proyecto a alguien de fuera nos empobrecemos el doble de lo que se presupuesta”. Se podría decir más alto, aunque difícilmente más claro y con mayor acierto.

Particularmente alarmante en también este aspecto es la situación del turismo. Al día de hoy se puede considerar el turismo, y más tras la caída estrepitosa de la construcción, como la principal fuente de ingresos del Estado español, y Andalucía como una de las principales regiones turísticas del Estado por su oferta tanto en el turismo de sol y playa, como en el turismo rural de interior y el turismo monumental-cultural. Pues bien, la inmensa mayoría de los recursos generados por el turismo andaluz quedan en manos bien de las multinacionales turísticas españolas, bien de los grandes tour operadores europeos, quedando para el beneficio y reinversión de la economía andaluza las migajas sobrantes.

Además es de sobra conocido por todos el impacto ambiental que la actividad turística de masas está teniendo para con el medio ambiente de las zonas costeras andaluzas. Por ejemplo,En el 2003, el 30,6% de las ventas de promociones vinculadas a campos de golf de todo el Estado español se concentraron en Andalucía, con lo cual se incrementa la necesidad de construir nuevos campos de golf, con el consecuente efecto que cada nueva construcción de uno de estos campos tiene para con nuestro medio ambiente y nuestro patrimonio de agua para consumo y regadío. Mientras esto pasa, todas las provincias andaluzas alistan planes de restricción con la intención de ahorrar hasta la última gota de agua. En Málaga la situación es muy delicada en la capital y en la Costa del Sol occidental porque los tres embalses que la abastecen están al 17 por ciento. En Jaén se calcula que hay reservas para algo más de un año. En Córdoba, en cambio, alcanza para dos años igual que en Granada, mientras que la zona gaditana, Sevilla, Huelva y Almería, pueden resistir como mucho tres años. Y gracias a que en los últimos años las lluvias están llegando con mayor frecuencia a nuestras áridas tierras, pues si no la situación podría llegar a ser en breve verdaderamente alarmante.

Pero lo más preocupante de todo es ver como la economía andaluza poco a poco va pasando a depender casi en exclusividad del sector servicios, y más concretamente de las actividades turísticas, sin que nadie haga nada por evitarlo. Esto tiene un doble efecto, no solo dirige a la nación andaluza hacia un callejón sin salida que acabará convirtiéndonos a los trabajadores andaluces en sirvientes de los turistas, si no que además coloca nuestra economía en la cuerda floja, al ser el turismo una actividad económica de carácter frágil e inestable. La actividad económica del turismo queda sujeta a una serie de factores externos que pueden hacer caer la demanda de un año para otro y, por tanto, que puede reducir su volumen de negocio a marchas forzadas en un breve periodo de tiempo. Si la economía andaluza queda en manos exclusivamente del turismo, como de hecho está ocurriendo, el pueblo andaluz tendrá que rezar cada año para que los competidores del mercado no mejoren nuestros servicios, no superen nuestra relación calidad-precio, o, simplemente, rezar para que el cliente potencial siga viendo en nuestra tierra un paraíso donde pasar sus vacaciones y no comience a dirigir su mirada hacia otro territorios similares. Es evidente que con un buen trabajo se puede mantener el nivel competitivo de nuestro turismo, potencialidades hay de sobra, pero lo es también que nadie nos puede asegurar que esta tendencia de negocio al alza se pueda mantener año tras año, e incluso que no comience a retroceder drásticamente en cualquier año de estos sin posibilidad de retorno (sin ir más lejos este verano ya se ha producido un considerable y preocupante retroceso en este sentido). En la siguiente gráfica podemos observar la peligrosa tendencia que viene siguiendo nuestra economía en los últimos años y que amenaza con ponernos al borde el abismo:

*Distribución de la producción andaluza por sectores económicos


Año Agricultura y pesca Industria Construcción Servicios

1995 8,2 14,5 8,6 68,7

2002 6,7 12,5 10,5 70,3

Al contrario de lo que sería deseable para un correcto aprovechamiento de los beneficios potenciales a obtener por las empresas andaluzas en el mercado interno de bienes de consumo andaluz, la industria, al igual que la agricultura, va perdiendo peso en el conjunto de nuestra economía, en beneficio de la constantes terciarización de la producción, y fundamentalmente de la dependencia de la economía andaluza en relación al turismo y la construcción (ahora en crisis). Esta es la dinámica en la que nos vemos inmersos, y, lamentablemente, poco se hace desde el poder andaluz para cambiarla.

Otra fuga importante de capitales se produce a través del ahorro. Aunque en toda Andalucía existen multitud de entidades bancarias cuya sede central se encuentra en nuestra tierra, la gran mayoría de los ahorros de los ciudadanos andaluces quedan en manos de entidades foráneas, principalmente de los principales bancos españoles (BBVA, Santander, Caja Madrid, la Caixa, etc). La Caixa, por ejemplo, es la entidad con un mayor número de oficinas bancarias en nuestros pueblos y ciudades. Estas entidades utilizan el dinero de los andaluces para sus negocios y su propio beneficio, poco o nada relacionado con el beneficio del Pueblo andaluz. Pero no sólo es el ahorro, también son las hipotecas y los créditos concedidos por estos bancosque nos ponen la soga al cuello durante un largo periodo de nuestras vidas. La situación del mercado financiero andaluz está completamente en manos de la burguesía económica española, salvo el pequeño % que está en manos de las diferentes cajas de ahorro andaluzas, con gran implantación de manera local en algunos territorios. Urgiría también, por tanto, la nacionalización de parte de la banca que opera en Andalucía, para poder crear un poderos banco público andaluz que se ponga al servicio del desarrollo de la economía andaluza mediante el apoyo a los trabajadores y pequeños emprendedores andaluces.

En vinculación con esto, además, observemos ahora la situación financiera de las familias andaluzas en relación al importe, en euros, de las hipotecas y depósitos bancarios, relativizada a través de la población de derecho:


Territorio Año Endeudamiento Ahorro

Andalucía 2002 1.263,67 8.165,57

España 2002 1.490,12 14.976,66


Resulta significativo apreciar que aunque el nivel de endeudamiento de los ciudadanos andaluces y el índice medio del resto de los ciudadanos del estado español es bastante similar, la capacidad de ahorro deestos últimos es prácticamente el doble que la nuestra. Así, si una hipoteca es ya una lacra económica para cualquier persona, en virtud de los ahorros medios de cada ciudadano, para un andaluz es una lacra casi el doble de pesada que para la media del resto de ciudadanos del estado. Ahí es nada.

Aunque, teniendo en cuenta la realidad laboral a la que hemos de hacer frente los andaluces y andaluzas, es bastante comprensible este dato. No sólo tenemos la tasa de paro más alta de España y prácticamente una de las más altas de Europa, si no que además nuestro nivel de ingresos es ligeramente inferior a la media del estado español, y años luz de la media europea. Un trabajador andaluz recibe de media por año un salario de 15.269 Euros (datos de 2004), mientras que la mediadel estado español se sitúa en los 16.763, diferencias que se agrandan de manera alarmante si lo comparamos con los datos de los territorios más pudientes del estado, como pueden ser Madrid, Catalunya o Euskadi.Además, estos datos fríos se vuelven un poco más obscuros si analizamos el salario medio de la juventud andaluza, por ejemplo el de un andaluz menor de 20 años (4.584 euros) o de un andaluz con una edad comprendida entre los 20 y los 29 años (9.280 euros), y los comparamos con la media estatal o la de aquellas comunidades más pudientes dentro del estado. Aunque, como ya he comentado, teniendo en cuenta que tenemos la tasa de paro más alta del estado y una de las más elevadas de Europa, ya puede estar uno contento con su trabajo por que, de lo contrario, como se suele decir, "chungo tema". Se comprenderá ahora por qué siguen siendo cientos de miles los jóvenes andaluces que tienen que abandonar sus pueblos y ciudades para buscar un futuro allende nuestras tierras.

Y es que así, visto lo visto,es bastante normal que lo andaluces no podamos ahorrar masivamente (el 67,2%no puede dedicar dinero al ahorro). No solo tenemos un paro enorme, si no que además ganamos poco, y encima tenemos un empleo de baja calidad: laEPA-2004 (INE) en su cuadro 'Distribución de asalariados por sexo, tipo de contrato y comunidades autónomas'reconoce en Andalucía un 44,3% de empleo precario temporal -967.200 trabajadores- sobre el total nacional de asalariados, mientras la media estatal desciende al 30,6%.

En cuanto a la agricultura, bien es cierto que quizás sea de todos lo potenciales factores productivos el que sufra un mayor y mejor aprovechamiento por la economía andaluza, pero aún así no deja de haber una constante fuga de capitales a través de los procesos de venta de materias primas y distribución del ahorro anteriormente mencionados. Además cabe decir que al día de hoy la agricultura andaluza sigue estando en buena parte ligada a las manos de los grandes terratenientes que desde siglos atrás nos han explotado y relegado a la incultura y el analfabetismo (léase duquesa de Alba, marques de Urquijo, etc.). Sigue urgiendo una reforma agraria en nuestra tierra.

Pero no sólo es esto, sino que además la agricultura andaluza esta cambiando peligrosamente sus hábitos de producción tradicionales: "Hoy en día, la rica, variada y autosuficiente agricultura tradicional andaluza está un proceso de regresión, pues nuestro campo se está especializando casi exclusivamente en satisfacer la demanda de ciertos productos hortofrutícolas para los mercados europeos: Andalucía pasó de exportar en 1980 el 19,1% de su producción agraria, al 41,8% en 1995. En consecuencia, esta especialización está provocando la necesidad de completar nuestra demanda interna con productos foráneos que antes eran de producción propia, pasando de importar el 23,7% del mercado en 1980 al 32,5% en 1995. Este modelo agrícola, además de ser muy vulnerable a las fluctuaciones del mercado, provoca una gran dependencia de las multinacionales de semillas, plaguicidas y fertilizantes. Es agresivo con el medio ambiente al generar muchos residuos no biodegradables y consumir grandes cantidades de energía y agua. Además provoca graves desequilibrios sociales y económicos (en el 3% de la superficie agraria andaluza se concentra la mitad de la producción) que aceleran el abandono humano del medio rural. En la pesca, Andalucía ya ha sufrido muy directamente la aplicación del artículo I-2 antes de que se apruebe: con el Acuerdo Pesquero con Marruecos, al ser competencia exclusiva de Bruselas, la UE sacrificó al sector pesquero andaluz (con mas de 2.000 puestos de trabajo directos y 14.000 indirectos), solo por que para las flotas pesqueras del Cantábrico y del norte de Europa no eran imprescindibles los caladeros marroquíes" (extraído del texto de Nación andaluza titulado "10 razones para votar NO a la constitución europea").

En fin queridos amigos, esto es lo que hay. Esta es la trágica situación socio-económica en la que vive inmerso el pueblo andaluz, y que quizás debiera servir para unirnos a los andaluces en la defensa de nuestros intereses nacionales, aunque desgraciadamente la cosa parece que tendrá que empeorar aun un poquito más para que este pueblo comience a darse cuenta de qué es lo que le interesa y cuáles pueden ser los beneficios de dar un giro radical hacia el nacionalismo revolucionario de izquierdas.

En mi opinión, Andalucía reúne en sí misma todas las potencialidades económicas necesarias para tener un rápido y veloz despertar, aunque para ello, antes deberíamos desligarnos de las cadenas estructurales que el estado español y el capitalismo han colocado sobre la libertad de las manos de nuestro trabajo. Necesitamos controlar nuestros mercados, llenarlos de productos andaluces, de empresas de servicios básicos que sean andaluzas, desarrollar nuestra industria con el correcto aprovechamiento de nuestras materias primas, nuestra mano de obra y nuestra capacidad para comprar sus productos una vez estén puestos a la venta en nuestro mercado interno, recuperar el control de nuestro negocio turístico, fortalecer nuestra agricultura tanto en el plano de la demanda interna como en el de la demanda externa, todo ello mediante la regulación estatal y la potenciación de la empresas públicas, las cooperativas y las relaciones productivas socialistas tanto a nivel de colaboración productiva entre las diferentes empresas, como a nivel de la relación entre los propietarios de los medios de producción y los trabajadores asalariados (que debieran ser los mismos, o, cuando menos, los unos directamente partícipes de los beneficios generados por los otros, bien mediante la relación laboral en sí misma, bien mediante el sistema fiscal y la gestión administrativa y estatal de los bienes y servicios sociales). Necesitamos una reforma agraria para dotar de tierras a los jornaleros que la trabajan y desarrollar empresas agrícolas colectivizadas. Necesitamos planes específicos para combatir el desempleo de las nuevas generaciones, e incluso, si me apuran, necesitamos desarrollar, en un periodo de transición hacia un modelo completamente socialista, un mercado bursátil andaluz donde coticen las principales empresas capitalistas andaluzas y aquellas otras que operan en Andalucía, al menos para tener algún tipo de control sobre el fluir de la actividad de estas empresas capitalistas en nuestra tierra. Necesitamos también, por supuesto, crear empresas públicas fuertes que puedan competir en los sectores energéticos o de telecomunicaciones, lo que lleva implícito la nacionalización de parte de las empresas que actualmente ya maniobran en tierra andaluza. Necesitamos además nacionalizar parte de la banca que opera en Andalucía y ponerla al servicio de los intereses y necesidades económicas y financieras del pueblo trabajador andaluz.

Necesitamos esto y mucho más, pero potencialidades tenemos para ello, sin duda. El único problema es nuestro papel de subordinación y dependencia respecto al estado español y sus potentes empresas, así como nuestro papel de subordinación y dependencia respecto del capitalismo. Por eso, considero que lo que verdaderamente necesitamos es la creación de un estado propio de connotaciones socialistas, con una constitución, al estilo de las elaboradas en Venezuela o Ecuador, que especifique claramente cual es el papel del estado en el control del flujo productivo nacional, que garantice la puesta en común de los principales recursos productivos para beneficio general del pueblo andaluza, pues, sin duda alguna, es la independencia y el socialismo la vía más rápida y efectiva para dar un cambio radical a nuestra cara, obtener el control de nuestros recursos y, consecuentemente, las riendas de nuestro futuro:

"Conociendo sólo estos datos -y otros muchos más que podrían sumarse, como el peso de la economía sumergida o las condiciones laborales en horarios, seguridad e intensidad del trabajo, etc, que también muestran el signo de la desigualdad- se concluye fácilmente que el independentismo andaluz no es una estrategia y un proyecto con razones sólo basadas en el pasado, en la historia o la cultura sino también en el presente y en el futuro y que nace y se nutre del conjunto de las condiciones reales de vida de la nación andaluza" (Boletín Andalucía Libre-Abril 2005).

Sin independencia seguiremos siendo esclavos de España, sea esta de Aznares o de Zapateros, monárquica o republicana. Sin independencia es imposible pensar en la nacionalización de las empresas energéticas o las de telecomunicaciones, la nacionalización de la banca o la reforma agraria, factores indispensables para el resurgir de la economía andaluza, ya que de ellas depende en buena parte el futuro de nuestra tierra. Y con independencia y soberanía sólo con la aplicación de este tipo de medidas podríamos realmente aspirar a ser libres, pues de nada serviría quitar la retórica burocrática española si se queda dentro la gran empresa imperialista. Medidas que son de carácter socialista. Un socialismo del siglo XXI al estilo del que se viene desarrollando en América Latina, y que tan buenos resultados está comenzando a dar para el progreso político, económico y social de estos pueblos hermanos y no tan diferentes en su pasado, presente y futuro de Andalucía.

Una república socialista andaluza, es lo que necesitamos, pues esa es, y no otra, la única salida viable para lograr el progreso real de Andalucía y su pueblo, para poner las inmensas potencialidades económicas de Andalucía en manos del pueblo andaluz, para sí, para los pueblos y la humanidad.


*Nota: Todos los datos aquí expuestos han sido obtenidos de los archivos del I.A.E (Instituto Andaluz de Estadística)

30.Septiembre.08 x Pedro Antonio Honrubia Hurtado (Kaos en la Red)

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