lunes, 15 de octubre de 2007

Entrevista a Pepe Martínez, miembro de la dirección del SAT


Septiembre 2007, Jorge López (InSurGente)

¿Qué representa en el alicaído panorama sindical andaluz el nacimiento del SAT?

Estamos convencidos de que la creación del SAT va a representar un importante revulsivo en el seno del movimiento obrero andaluz. En unos tiempos caracterizados por el entreguismo sindical, nuestro mensaje de lucha, de denuncia y de honradez va a ser un referente que, estamos seguros, atraerá a muchísimos trabajadores/as y contribuirá de forma determinante a la progresiva recuperación de la conciencia de clase y de lucha en Andalucía.

¿Cómo lo definirías ideológicamente?

Nuestros estatutos nos definen como un sindicato andaluz, de clase y alternativo. En su interior vamos a convivir trabajadores y trabajadoras que, desde un punto de vista ideológico, tenemos diferentes adscripciones (comunistas, anarquistas, nacionalistas, etc.), pero todos y todas coincidimos plenamente en la necesidad de un modelo sindical de lucha, no pactista, solidario y muy comprometido con todas las luchas políticas y sociales que tengan que ver con las necesidades y los derechos de la clase trabajadora de nuestro país, incluidos, naturalmente, los derechos nacionales del pueblo andaluz y el derecho de autodeterminación.

También hay que destacar que no nacemos para contribuir al apuntalamiento del modelo de producción capitalista, ni para plantearnos como meta exclusiva la mejora del valor de cambio de la fuerza de trabajo. Nacemos también, y esto que quede muy claro, para contribuir al desmantelamiento de este modelo económico y político y para luchar en pro de una sociedad donde no exista la propiedad privada empresarial y donde los trabajadores/as seamos los únicos protagonistas de nuestro presente y nuestro futuro en todos los ámbitos.

Sin embargo, palabras y conceptos tan marxistas como “lucha de clases” parecen obsoletos en esta época...


La moda de la desaparición de las clases, y de sus luchas, gozó de un cierto protagonismo a raíz del hundimiento del bloque soviético y en pleno auge aparente de las bondades del sistema capitalista. Pero, como es obvio, se trataba solo de otra gran campaña ideológica que la cruda evolución de los acontecimientos se han encargado de enterrar casi por completo. Actualmente, es de sobra conocido el incremento gigantesco de los niveles de explotación y pobreza en todo el mundo; las diferencias sociales van en aumento incluso en los países de capitalismo mas desarrollado; el desempleo es insuperable, etc., etc., etc. hace muchos años que las diferencias de clase no resultaban tan obvias y crueles como actualmente. La lucha de clases persiste en Andalucía y en casi todo el mundo y esa evidencia se manifestará cada día con mayor gravedad y contundencia en los próximos años.

La influencia del SOC con sus varios miles de afiliados en el campo andaluz, junto a AO que es mayoritaria en Tabacalera, el SAS en Cádiz y el Ayuntamiento de la capital gaditana, podrán servir de estimulo para colectivos y otros trabajadores, para acercarse al SAT. ¿En qué sectores estás pensando?

Estamos totalmente abiertos al acercamiento de trabajadores/as de cualquier sector (a excepción, naturalmente, de los pertenecientes a los cuerpos represivos del estado), pero vamos a intentar llegar con especial interés a los sectores más desfavorecidos de la clase trabajadora, a los más precarizados, a los que peores condiciones de trabajo padecen, que son, en definitiva, los que con mayor urgencia precisan de apoyo, organización y lucha.

También estoy convencido de que el nacimiento del SAT servirá de estímulo a muchos antiguos compañeros/as del mundo sindical que, cansados de la apatía creciente y de la traición de las direcciones sindicales reformistas, abandonaron un día la actividad organizada sumidos en la desilusión. La fuerza de un proyecto como el que ahora nace debe servir para recuperar a muchos de estos compañeros/as que, por su experiencia y conocimientos, tanto tienen que aportar todavía a la lucha del movimiento obrero.

En la práctica sindical, AO y CGT han mantenido acciones unitarias en estos últimos años, ¿cómo serán las relaciones de SAT con ese sindicato?

En el SAT sabemos que no tenemos la patente de la corrección absoluta y que junto a nosotros hay muchísimos compañeros/as, tanto en CGT como en otras muchas organizaciones sindicales (USTEA, S.U., CTA, etc), que preconizan estrategias y principios muy similares a los nuestros. Nacemos, de hecho, como suma de organizaciones y bajo el principio claro de aglutinar y no repeler. Por tanto nuestra actitud permanente respecto a CGT y a todas las restantes organizaciones sindicales de izquierda será siempre de búsqueda continua del entendimiento, la coordinación y el apoyo mutuo.

Hay sindicatos como co.bas en Madrid y Barcelona, Lab en Euskadi, o la Corriente Sindical de Izquierdas en Asturias, por citarte algunos... que también mantienen un sindicalismo de lucha, cómo serán las relaciones del SAT con ellos.

Sin duda alguna, preferentes. Son organizaciones hermanas que comparten con nosotros principios casi idénticos. Además, el hecho de defender unos determinados derechos nacionales no puede hacernos olvidar que en su fase imperialista y de globalización extrema el capitalismo no tiene patrias. Derrotarlo (sobre todo estratégicamente) solo puede provenir, por tanto, de la coordinación de las luchas en todos los territorios y países. Nuestra vocación nacionalista marcha pareja, y hasta inexcusablemente unida, a nuestra plena convicción internacionalista.

Cómo calificarías el sindicalismo que practican CCOO y UGT. ¿Por qué son mayoritarios?¿Podrían sobrevivir sin las “ayudas del estado”?

Desde hace años (prácticamente desde el comienzo de la transición al actual régimen democrático burgués que padecemos) el modelo sindical practicado por las direcciones de CC.OO. y U.G.T. se viene caracterizando por su colaboracionismo absoluto con las necesidades y los requerimientos del sistema. Desde un principio su tarea fundamental no ha sido otra que la de facilitar por todos los medios la recuperación, primero, y el acrecentamiento, después, de la tasa de ganancia del capital; de ahí todos los sucesivos pactos sociales (o antiobreros) que han suscrito y de ahí también, y sobre todo, la situación de apaciguamiento y sumisión total en la que han hundido a la clase trabajadora.

En cuanto a su condición de mayoritarios (por ahora), ésta se deriva evidentemente de dos circunstancias básicas. En primer lugar, el papel hegemónico que desarrollaron durante la transición a la democracia burguesa y a la renta moral y política que tal hecho le ha conllevado entre los trabajadores/as durante muchos años. Y en segundo lugar, obviamente, al apoyo masivo e indiscutible que ambas organizaciones tienen del sistema, tanto en materia de apoyo económico (subvenciones, formación, etc.), como propagandístico e , incluso, legislativo (por ejemplo, los derechos exclusivos que tienen como organizaciones “mayoritarias” en el terreno de la negociación colectiva). Esta situación, no obstante, hace tiempo que comenzó a sufrir una profunda crisis y cada día son mas los trabajadores/as que pierden la confianza en esas organizaciones y que toman conciencia de su papel de cómplices dentro de las empresas. Recuérdese, a modo de anécdota, el famoso “pancartaso” a Fidalgo en el 1º de mayo de hace varios años.

Sin embargo, el grado de explotación laboral y las condiciones de miles trabajadores dejan mucho que desear...

No es solo que deje mucho que desear, es que en multitud de casos resulta inhumana y salvaje. Muchos sectores de la población trabajadora son hoy esclavos del patrón, literalmente esclavos de “su única y sacrosanta voluntad”, sometidos a jornadas interminables, retribuidos con salarios de miseria y pagados en dinero negro. Es la consecuencia inevitable de la precariedad de los contratos (introducida con la firma de las direcciones de CC.OO. y UGT a lo largo de multitud de reformas laborales pactadas), y del abandono a pié de tajo en que se ha dejado a la clase trabajadora. Un 20% de la población del estado español (casi un 30% en Andalucía) vive por debajo del denominado umbral de la pobreza, mientras que los empresarios y los bancos ven incrementar sus beneficios todos los años a ritmos casi astronómicos. Esta situación resulta absolutamente injustificable desde todos los puntos de vista y es un asesinato masivo y a diario de los derechos sociales y hasta del derecho a la vida, en multitud de ocasiones. Si tal panorama no degenera en un verdadero levantamiento social es porque las direcciones de las grandes organizaciones sindicales y políticas que se autodenominan de izquierdas no solo no hacen para impulsar esa protesta, sino que encima, y sobre todo, se dedican a contenerlas, cuando no a reprimirlas directa y brutalmente.

Estamos también en un momento donde amplios sectores de trabajadores practican el “coge el dinero y corre”, es decir, que tienen un sueldo que les permite vivir y huyen del compromiso social. Da la impresión de que buscan salidas individuales.

Es el resultado lógico del intenso proceso de abandono concienciador que la clase trabajadora viene sufriendo desde la imposición del modelo democrático burgués que padecemos. La renuncia a las estrategias de lucha y de concienciación por parte de las direcciones de las organizaciones sindicales y políticas reformistas ha conllevado la derrota completa en el terreno de la hegemonía ideológica, y la clase trabajadora ha sucumbido mayoritariamente en manos del pensamiento social y político dominante que propugna el individualismo, el consumo intensivo, etc. Por eso hoy día resulta tan trascendente la recuperación de una intensa y masiva estrategia de concienciación que le haga ver a los trabajadores la realidad del modelo económico que padecemos y el abismo hacia el que inexorablemente nos encaminamos, si no conseguimos anteponer las necesidades de la inmensa mayoría de la población sobre los intereses egoístas de la burguesía dominante. No es un camino fácil, no es un trabajo de evidentes resultados inmediatos, pero la constancia, junto al inexorable deterioro de las condiciones económicas generales, acabarán propiciando la recuperación creciente de la conciencia de la clase y de lucha de los trabajadores y trabajadoras.

¿Tendrá el SAT una prolongación en el espacio político? Te lo pregunto porque la prensa ha venido rumoreando sobre reuniones mantenidas por dirigentes de la CUT-BAI, que los son del SOC también, de cara a las próximas elecciones andaluzas.

No nacemos con esa intención, ni forma parte expresamente de los objetivos inmediatos de nuestra organización. No obstante, creo reflejar el sentir mayoritario de todos y todas cuantos militamos en el SAT si reconozco que nos encantaría profundamente que mas pronto que tarde se articulase una alternativa política transformadora y radical que, bajo principios generales similares a los de nuestro sindicato, fuera capaz de recoger el testigo de vocación de cambio social profundo que las direcciones de PSOE, PCE e Izquierda Unida abandonaron hace ya tanto tiempo. El objetivo de un verdadero Bloque Andaluz de Izquierdas está en la mente y el corazón de todos nosotros/as.

¿Qué valoración hacéis sobre el papel que desempeñan en el sistema, los llamados “partidos de progreso” o de “izquierda institucional”, esto es, PSOE e IU?

Juegan en el terreno político la misma función que las direcciones de los sindicatos oficiales desarrollan en el terreno económico. Frenan y aletargan la lucha de clases convirtiéndose, en el fondo, en instrumentos de dominio de la burguesía para sobrevivir y avanzar en periodos de crisis de las condiciones óptimas de reproducción de la tasa de ganancia capitalista. El papel jugado por el PSOE en este país ha sido repugnante, y vergonzosa la función de escudero fiel que viene prestándole la dirección de izquierda unida en casi todos los territorios del estado. Si hoy la clase trabajadora está hundida y sufre las condiciones que sufre no es tanto por la capacidad de dominio de la burguesía como por la traición vergonzosa de las direcciones de esas dos organizaciones políticas, que, en cualquier caso, han venido a cumplir la función que en todos los periodos de crisis del capital ha cumplido históricamente la socialdemocracia: salvar al capitalismo decadente del levantamiento obrero y popular. Pero las contradicciones siguen, las crisis se hacen cada vez mas profundas y el papel de freno de esas organizaciones resulta cada vez mas irrealizable. De ahí la trascendencia que para muchos de nosotros tiene que también en el terreno político se llegue a articular una fuerza que sea capaz de impulsar con decisión las luchas sociales, políticas y económicas necesarias para desmantelar radicalmente este sistema.

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