Por Juanfer Sánchez.
El pensamiento único ha envenenado y sigue envenando la mentalidad y la conciencia de los trabajadores. Quieren hacernos ver, creer e imponernos que todo aquel o aquella que se niege a ser una comparsa de sus dictados, que todo aquel que se niege a aceptar su sistema social injusto, sus guerras, sus abusos, sus imposiciones…somos todos unos locos y unos terroristas.
Ser un muñeco más de este sistema que se vale de la violencia legalizada o ilegal para imponer un papel secundario a una mayoría de la población para engordar los beneficios de las multinacionales comandadas por los saqueadores de personas, culturas y pueblos enteros, es el rol al que quieren reducirnos estos piratas del siglo XXI. Y sin embargo, a pesar de todas sus manipulaciones, de todos sus loros a sueldo en periódicos y cadenas televisivas, a pesar aún de querer escarmentar con cárcel, palos, ilegalizaciones, multas o despidos a quienes no se tragan ese cuento tan viejo, el ser un muñeco más sin voz ni voto no es el lógico destino ni la obligación de ningún trabajador, estudiante, ama de casa, de ninguna persona en este mundo. Y más aún del Pueblo Andaluz, que siempre ha sido un pueblo altivo, que ha repudiado la arrogancia, el maltrato, las amenazas y las humillaciones. No somos ese pueblo elegido de Dios para la sumisión. Somos un pueblo hecho para la Libertad, que vive para y por la Justicia, que no entiende la vida en la cual un hombre esté por encima de otro. No somos ese engendro egoísta. Somos un pueblo digno, pisoteado, machacado, que aspira a que la tierra y los recursos de nuestra Andalucia sirvan para la libertad, la justicia y el bienestar de los andaluces. Un pueblo que se va a ganar el respeto y que va a ganar su tierra.
Y en esta guerra sólo puede quedar un vencedor: el pueblo trabajador. Porque sólo hay una disyuntiva, o el Pueblo Trabajador se gobierna a sí mismo y toma el poder para un nuevo proyecto de sociedad o el Pueblo Trabajador seguirá explotado, vejado, humillado, pagando los platos rotos y regalándole la vida y los beneficios a cuatro desalmados que no merecen vivir gratis a costa de los demás.
El enemigo parece más grande si se le mira de rodillas. Por eso el pueblo andaluz, su clase obrera, debe hacer un esfuerzo titánico, generoso, libertario. Y empezar a poner las cosas en su sitio. Empezar por leer, formarse en las ideas de liberación obrera que nos dejaron no sólo grandes teóricos de la izquierda (a los que debemos todo) sino recuperar el legado, el testigo de la historia y la antorcha de la justicia que nos legaron aquellos caídos que hoy, más que nunca, estarían orgullosos de ver un pueblo que rompe el miedo y toma el camino de su Libertad, tomando las riendas de sí mismo.
Y el camino no sólo pasa por la formación, por aprender de experiencias pasadas, de errores y aciertos, por saber dónde se combate hoy. Pasa necesariamente por el fortalecimiento de la vanguardia del Pueblo, de las organizaciones obreras que no se han vendido, aquellas que depositan la dignidad y la esperanza de la fe y la victoria. Ese camino pasa hoy por organizarnos los trabajadores, debatir en asambleas, parar mediante huelgas indefinidas u otras acciones las situaciones injustas y abusivas donde se den. Hay medios, hay razones y hay una necesidad vital: nuestro futuro y nuestro presente, que es el de todos nosotros.
Que no haya ni un solo hombre más por encima de otro, ni aprovechándose del beneficio de los demás. Por encima de un hombre y una mujer, sólo el cielo. Aquí solo hay un camino: LA LUCHA. Y un fin: LA LIBERTAD.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario