En los últimos tiempos, el libro de izquierdas vuelve a estar de moda, y entre ellos es justo reconocer que las aportaciones de los comunistas antiestalinistas están teniendo un eco inusitado, incluso sorprendente para los veteranos que hasta hace poco no vendíamos una escoba. En esto, la Fundación Andreu Nin tiene su papel.
Me he referido con cierta extensión en algún que otro trabajo (por ejemplo en La revolución española en los libros, aparecido en Viento Sur y en diversas Web), y desde otro ángulo, lo he vuelto a hacer en el acto del pesado día 29 en Traficantes de Sueños con ocasión de la presentación simultánea del libro de Antonio Liz, Trotsky y su tiempo (1879-1940), y de la cuidada reedición de la célebre Historia de la revolución rusa, del Trotsky del tercer exilio, en tanto que en la misma mesa se colocaba el erudito estudio de Gabriel García Higueras titulado Trotsky en el espejo de la historia, que editado en Lima esperamos contar con una edición aquí en cierto plazo de tiempo.
En mi condición de invitado como miembro de la Fundación Andrés Nin, no pude por menos que comenzar destacando el notable esfuerzo editorial relacionado en mayor o menor grado con la entidad, destacando en primer lugar la pronta edición de una de las obras mayores del maestro Pierre Broué, Comunistas contra Stalin, que Sepha ya tiene prácticamente a punto, y que ha sido el fruto de un esfuerzo colectivo muy considerable (especialmente en el ámbito de la traducción), y que, entre otras cosas, tiene el valor simbólico de comenzar la recuperación de las obras de Broué en castellano, ampliamente editado en los años sesenta y setenta, en los últimos tiempos Broué únicamente era asequible gracias a Internet donde se puede encontrar su recopilación sobre Trotsky y España, así como dos obras de la envergadura de El partido bolchevique (cuyo apéndice de biografías se puede encontrar en mi trabajo Pierre Broué y el partido bolchevique, inserto en Kaos), y Los procesos de Moscú, dos obras descatalogada desde hace décadas.
Este recomienzo seguramente será proseguido por la reedición de La revolución española, 1931-1939, que cuenta con unos anexos muy extensos obra de Pelai Pagès que se encargó en su día de la edición para Península. El paso siguiente será posiblemente la edición de su monumental biografía de Trotsky, la más minuciosa y completa de todas las existentes incluyendo la trilogía de Isaac Deutscher que –por cierto- ha comenzado a reeditar la editorial Lom de Santiago de Chile, y cuyo primer volumen está siendo distribuido por algunas librerías importantes. El esfuerzo de la traducción y edición del Trotsky de Broué habría sido impensable sin la Fundación, y sin la creación de un colectivo de apoyo como el que se intenta crear. También se tratará de desarrollar otro para la edición de un diccionario biográfico de militantes del POUM de todo el Estado, tarea para la que ya existe una buena parte ya hecha gracias las aportaciones efectuadas ya por Pelai Pagès y un extenso grupo de historiadores catalanes para el Dicccionari biogràfic del moviment obrer als països catalans (Edicions Universitat de Barcelona/Publicacions de l´Abadia de Montserrat, Barcelona, 2000).
Creo que ningún otro historiador ha trabajado de con tanta dedicación este capítulo central de la historia revolucionaria, y que no es ni mucho menos lo conocido que debía ser, algunos recordaran que Deutscher escribió sobre este episodio algunos de los mejores capítulos del tercer volumen dedicado a Trotsky, y que hace bastante años Fontamara publicó una antología con textos oposicionistas. Aunque habrá ocasión de hablar con más detalle del Comunistas contra Stalin, anotemos que también se encuentran en las librerías un par de las obras literarias más valiosas sobre esta resistencia sobre la que los calificativos más encendidos pueden resultar insuficientes. Me estoy refiriendo a El caso Tuláyev, de Víctor Serge (Alfaguara, Madrid, 2007), sobre el que ya he escrito una breve reseña para Kaos.
En esta edición resulta muy extrañas algunas de las cosas de las que dice Susan Sontang en un prólogo lleno de elogios entusiastas hacia su autor, un exiliado de nacimiento, libertario y bolchevique, oposicionista, trotskista y siempre socialista y anticapitalista cuyas diferencias con Trotsky –muy especialmente en el punto del POUM y la guerra española- no fue obstáculo para escribir al final de su vida en colaboración con Natalia Sedova, Vida y muerte de León Trotsky…Sí las cosas que dice Susan Sontang sobre Trotsky sin molestarse tan siquiera en buscar una cita circunstancial fuesen ciertas, Serge habría sido también un “estalinista fallido”, un hipócrita redomado. Aunque la Sontang es un personaje cien mil veces más respetable que Antonio Muñoz Molina, su prólogo sugiere lo mismo que los que éste último ha realizado de obras de Margarette Buber-Neumann, Eugenia Ginzburg o Nikolai Bujarin, a saber, que las grandes editoriales tratan de asimilar un importante legado histórico y literario pero al mismo tiempo insertarlo dentro de la lógica denigratoria del “comunismo” que tiende a amalgamar los que comunistas que se opusieron a Stalin con toda coherencia, con sus verdugos.
Curiosamente, en esta opción estalinistas y anticomunistas convergen en la misma voluntad de asociar comunismo y estalinismo.
Recordemos que Serge además de contar con un historial militante ciertamente impresionante (hijo de unos exiliados rusos fue anarquista en Bélgica, Francia y Barcelona, bolchevique, uno de los dirigentes de la Internacional Comunista de los años heroicos, y por supuesto, uno de los oposicionistas más activos), fue también un gran escritor de grandes obras sobre 1917 como El año 1 de la revolución, y también una de las plumas más informadas e incisivas contra el estalinismo, a lo largo del acto, Jaime Pastor nos informó de la reciente edición en francés de un artículo inédito en el que criticaba a los bolcheviques por su impaciencia a la hora de tratar con los insurrectos de Kronstadt, punto sobre el que Antonio Liz incluye en su libro unas declaraciones de Lenin que reflejan como los líderes de la revolución asumieron el hecho como una verdadera tragedia…En la medida en que la Fundación pueda ir asumiendo actividades de este tipo cabría pensar en facilitar la distribución de la hermosa edición que silo XXI hizo no hace mucho de la autobiografía de Serge, Memorias de un revolucionario en traducción de Tomás Segovia y con ilustraciones de su hijo Vlady Serge.
En la misma onda se sitúa la obra de Varlam Shalámov, Relatos de Kolimá, de la que editorial Minúscula acaba de publicar el primero de sus seis volúmenes en una edición especialmente cuidada. Shalámov, al igual que Serge, no solamente fue un militante comunista antiestalinista, también fue un gran escritor, y esta obra es un prodigio de rigor en oposición a los abusos y distorsiones de un Soljenitsin. También fue en sí misma una verdadera odisea, el autor la escribió en condiciones inenarrables, y falleció ante de conocer una edición que no fuese las clandestinas.
En este apartado cabría hablar también de la impresionante La noche quedó atrás, la impresionante obra de Jan Valtin, un antiguo espartakista que trabajó para el partido comunista en la Alemania nazi y que luego fue acusado por el estalinismo, y que ya está en las librerías gracias a Seix-Barral. En este capítulo de las atrocidades estalinistas es justo evocar la edición que Renacimiento ha hecho en su colección España en armas del nauseabundo aporte a la campaña contra Andreu Nin y el POUM titulado Espionaje en España, firmado por un oscuro Max Rieger posiblemente un trabajo colectivo en el aparecen como sospechosos Wenceslao Roces, por cierto el traductor de Mi vida, de león Trotsky que reeditó no hace mucho Debate), y en el que José Bergamín escribió un prólogo sobre el que no quiso volver a hablar en su vida ya que acabaría siendo la página más indigna de su carrera como escritor. La edición de esta obra –digna de figurar en la misma categoría de El protocolo de los sabios de Sion-, viene complementada por el opúsculo del periodista francés vinculado con la GPU, George Soria que lo tituló El trotskismo al servicio de Franco, infamia que años más tarde el propio autor trató de “adaptar” a las tesis eurocomunistas, hasta que finalmente, ya en los últimos años, pudo declarar que todo lo que escribió era una burda y sucia mentira.
En esta misma línea de recuperación hay que saludar ahora la edición de La revolución española, 1930-1939, de Andreu nin por parte de El Viejo Topo, un primer paso en una amplia tentativa de reeditar los escritos más importantes de Andreu Nin que en la segunda mitad de los años setenta se fueron editando casi en su totalidad en Fontamara. Esta recopilación de sus escritos preparada por Pelai Pagès es más completa que la primera que preparó Juan Andrade para Ruedo Ibérico (Los problemas de la revolución española, París, 1971), y cuyo elaborado prologo fue reeditado por la FAN hace poco. Más también que la edición de Fontamara de 1977 ya que incluye un artículo con en el que Nin respondía a las críticas de Trotsky, después de las jornadas de mayo de 1937. Un tema sobre el que Andy Durgan ha publicado un trabajo: Trotsky, el POUM y la revolución española (En Lucha, 2007).
Hay que decir que no se trata de una edición aislada, hace unos meses que aparecían los Escritos Políticos de Juventud de Andreu Nin, recopilados y presentados por Ernest Benito y editados por Llibres de Matrícula, a cargo de Miquel Monoliu, de Calafell, editorial para la que Pelai prepara también una edición de los escritos de nin sobre cultura. Además, está a punto de salir la edición catalana de Els movimients d´emancipació nacional, presentadas igualmente por Pelai Pagès, que en su momento fue vertida al castellano por Fontamara, y que es una de las obras de referencia más importante que se haya escrito desde el marxismo sobre un tema tan complejo como la cuestión nacional. La publica editorial Base con la contribución de la Fundació Andreu Nin basada en la edición catalana parisina de los años sesenta que fue posible por la colaboración entre otros de josep Benet. Base incluye el ensayo biográfico que Wilebaldo Solano (que fue editada en castellano por Sepha) escribió entonces.
En este cuadro se insertará la edición del anti-Cambo o sea Les dictadures des postres diez (Las dictaduras de nuestro tiempo9, que Daniel Guerin considera como una de las mayores contribuciones del marxismo sobre el ascenso del fascismo. Quedan todavía sus escritos sobre sindicalismo y sobre la Rusia soviética, y podremos decir que el panorama quedará casi al completo cuando podamos contar con la reedición revisada y ampliada de la biografía de Andreu Nin que Pelai Pagès publicó hace mucho tiempo en la editorial Zero-ZYX y que está prevista en una primera edición catalana para Laertes, una editorial con un importante catálogo poumista, catálogo que podría ampliarse con una edición crítica y abreviada de los documentos del proceso contra el POUM. En resumen, todo un panorama editorial que habla por sí mismo del resurgimiento de la corriente comunista más abierta y crítica de la historia del movimiento obrero entre nosotros.
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