Vivimos en sociedad, por lo que todos y cada uno de los gremios profesionales -que duda cabe- son necesarios, pero las gentes del campo (junto a las de la mar) tenemos la responsabilidad de producir/obtener alimentos para toda la sociedad. Es decir, de que todo el mundo tenga acceso a la alimentación, el más elemental derecho de la humanidad. Con el presente artículo, como agricultores de Chiclana queremos dar a conocer nuestras inquietudes por la cada vez más grave situación que sufre el campo, y las gentes que vivimos de él.
Analizando detenidamente las exportaciones en los últimos años, vemos que han ido aumentando paulatinamente, lo que se traduce en que tenemos una agricultura cada vez más competitiva. Esto, los políticos lo difunden a bombo y platillo. Pero lo que no nos dicen es que simultáneamente se importa cada vez más. Si resulta que cada vez exportamos más, y a la vez importamos más, nuestra alimentación estará cada vez más en manos de las multinacionales. Es decir, estamos dejando de ser agricultores para convertirnos en meros obreros de esas inmensas empresas, pues cada vez tenemos menos capacidad de gestionar nuestras propias explotaciones por la presión que ejercen en un mercado cada vez más globalizado, prueba de ello es que miles de explotaciones familiares llevan años desapareciendo.
La sanidad, la educación, la seguridad... (intervenidas por el Estado) constituyen derechos básicos de todo ciudadano. Nos preguntamos cómo el más básico de todos los derechos, la alimentación, está “abandonada” al mercado libre, cada vez más globalizado y por tanto al servicio de las grandes transnacionales. ¿No debería el Estado intervenir para garantizar de alguna manera la soberanía alimentaria? Por “soberanía alimentaria” se entiende el derecho de un pueblo, región, o país a decidir sobre su propia política agroalimentaria, ¿qué producir y en qué condiciones?, evitando en última instancia la escasez (o el exceso innecesario) de un determinado producto. Esta expresión en España parece circunscribirse al ámbito de la izquierda; sin embargo recientemente durante la inaguración de la feria agropecuaria de Rennes, en la Bretaña Francesa, el presidente Nicolás Sarkozy incluyó en su discurso el concepto soberanía alimentaria (para Francia y Europa). Nos preguntamos si esta actitud de Sarkozy deriva del hecho de que sea consciente de que actualmente no se produzca en Europa suficiente alimento para los millones de personas que vivimos en el viejo continente. El hecho de no tener independencia alimentaria, puede resultar bastante peligroso para los intereses de una comunidad. Con ello queremos resaltar que hay cuestiones sociales que no son ni de izquierdas ni de derechas, sino de sentido común. Con la soberanía alimentaria prevalecería, y por este orden, el mercado local, regional, y nacional sobre el internacional, ayudando y de que manera a luchar contra el cambio climático. Pongamos un ejemplo para entenderlo: una ternera criada en la fértil Pampa Argentina, necesitaría un camión para trasladarla al matadero de Palermo, de ahí otro al muelle de Buenos Aires, y desde aquí un barco hasta por ejemplo el muelle de Sevilla. ¡Es insostenible! ¡Cuánto gasto energético!, si lo comparáramos con el ciclo de una ternera criada en cualquier punto de Sierra Morena. A expensas además de que esa ternera la necesiten los argentinos para alimentarse ellos. ¡Todos tenemos en mente aquellas imágenes que dieron la vuelta al mundo de unos ciudadanos de aquel país corriendo por una carretera tras una vaca para poder comer!
Centrémosnos de nuevo en nuestro país, y en los productos más básicos, el pan y la leche. ¿Sabemos que el pasado año ha estado a punto de faltarnos trigo? Que de 3 litros de leche de vaca que se consumen en el Estado Español, tan sólo se producen 2. ¿Qué ocurriría si ese litro no llegase? ¿Padeceríamos “hambre de leche”? ¿Por qué no podemos producir lo que consumimos?
Ahora nos vamos a centrar en la Baja Andalucía, puesto que la conocemos mejor. Se ha arrancado más de la mitad de la superficie vitivinícola del Condado de Huelva, un tercio del Marco de Jerez, y gran parte de Montilla-Moriles. La reciente OCM del Vino aprobada el pasado mes de Diciembre conlleva para dentro de unos años la liberalización total del mercado, con lo que cualquier grupo empresarial puede poner viñas sin tener derechos adquiridos, a diferencia del viñista tradicional cuyo único futuro parece ser convertirse en un obrero alienado ¡No olvidemos que los cultivos de secano más sociales, los que generan más empleo son el viñedo y el olivar! El Bajo Guadalquivir está sufriendo las repercusiones de las OCM del algodón (primas por abandono del cultivo), y de la remolacha (recientemente han cerrado las azucareras de La Rinconada, y Guadalcacín). Con respecto a la leche de vaca ¡cuántas vaquerías han desaparecido en nuestros pueblos! ¿Qué ha sido de esos grandes cinturones lecheros a la salida de ciudades como Córdoba, Dos Hermanas, Utrera o Jerez? ¿A dónde vamos a llegar con tanto desmantelamiento de las pequeñas y medianas explotaciones agrarias? ¿Ocurre esto en otros países europeos? Sí, pero no de esta manera tan drástica como la que estamos sufriendo aquí.
Otro importante detalle a nuestro juicio llevado a cabo por el gobierno francés, ha sido el hecho de que recientemente haya prohibido maíz transgénico ante las incertidumbres tecnológicas y medioambientales. Maíz que aún se cultiva en España. Solamente tres comunidades autónomas: Asturias, País Vasco, y Baleares se han declarado libre de transgénicos ¿Y el resto qué? ¿Para cuando un debate serio sobre estos cultivos? Bien podría utilizarse el mayor medio de difusión, la televisión para ello ¿Qué prefiere usted comer, tomate como los de toda la vida, o tomate que contengan genes de lenguado? Reflexione y decida. No alteremos artificialmente el normal ciclo biologico de la vida, ya se hizo con las vacas alimentándolas con harinas cárnicas y de pescado, y mira como salió el tiro ¿Herbívoros comiendo carne? Tampoco genes animales en una especie vegetal.
No quisiéramos terminar sin antes pedir a todos los compañeros de fatiga, campesinos y jornaleros, que debemos hacer un esfuerzo para que la cultura campesina, para que la cultura rural no se pierda. Conocer el ciclo de todas y cada una de las especies vegetales que componen la siempre socorrida huerta, el sistema de poda más apropiado a cada árbol frutal, o sacarle provecho a la matanza de un cerdo siempre serán garantías de futuro. Además de la ideología del ahorro, de tan necesaria difusión entre la sociedad consumista que tratan imponernos.
El título “el campo con la mirada puesta en Francia” mucho nos tememos que ha quedado corto, y tendría que añadir “... y en el cielo”, pues el agua anda dura, y de este ciclo preocupante de sequía no nos libramos nadie.
Asociación de Agricultores del Fontanal de Chiclana de la Frontera (Cádiz).
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